Los Increibles / Disney
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DescripciĂłn
Mr. Increible tenĂa muchas cosas en sus manos, por decir lo menos.
Combatir el crimen y salvar gatitos era prácticamente un trabajo a tiempo completo. Pero Mr. IncreĂble sabĂa el precio que pagaba por ser un SĂşper.
Afortunadamente, habĂa otros SĂşper en el mundo, como Elastigirl.
Aunque a Mr. IncreĂble con frecuencia le gustaba jugarle bromas a Elastigirl, siempre se alegraba cuando ella podĂa darle una mano... o un puño.
Sin embargo, para Mr. IncreĂble no era fácil aceptar la ayuda de su joven admirador, un chico llamado Buddy.
"Soy tu admirador nĂşmero uno", le decĂa Buddy a su hĂ©roe. Buddy era un niño listo: habĂa inventado unas botas especiales que lo ayudaban a volar y hasta comenzĂł a llamarse Increidiboy.
Pero cuando apareciĂł en medio de un robo bancario, Mr. IncreĂble tuvo que bajarle los humos.
"Vuela a casa, Buddy", le dijo. "Yo trabajo solo"
Buddy sentĂa que Mr. IncreĂble no lo tomaba en serio. Él tenĂa mucho que dar, y algĂşn dĂa Mr. IncreĂble lo lamentarĂa.
Con el tiempo, los habitantes de las ciudades comenzaron a disgustarse por los daños que causaban los Súper mientras luchaban contra los villanos. Y llegó el momento en que los Súper no tuvieron más opción que asumir identidades de gente común, y vivir encubiertos entre la gente.
Mr. IncreĂble y Elastigirl se habĂan enamorado y casado; ahora se les conocĂa simplemente como Bob y Helen Parr. TenĂan tres hijos: Violeta, Dash y Jack Jack.
La familia Parr trataba de vivir tranquilamente, pero su vida rara vez era tranquila.
ResultĂł que Violeta y Dash tenĂan super poderes, como sus padres.
Violeta podĂa volverse invisible y crear campos de energĂa, mientras que Dash tenĂa el don de la sĂşper velocidad. Jack Jack sĂłlo era un bebĂ©, asĂ que nadie estaba seguro de si tendĂa poderes.
Un dĂa, Bob recibiĂł un misterioso sobre que contenĂa un mensaje secreto.
Una mujer llamada Mirage necesitaba su ayuda para detener a un robot gigante que estaba fuera de control. Bob volĂł al rescate y derrotĂł al robot. El Ăşnico problema era que no le habĂa dicho nada a su esposa.
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