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Descripción

LLAVERO MEDALLA San CRISTÓBAL Christopher protector 91x34x7m
Su nombre significa "portador de Cristo", por lo que predice lo que haría en su vida adulta e indica que el personaje puede no tener un origen histórico preciso. Podría ser la misma figura que san Menas. Su famosa leyenda, que es conocida sobre todo en Occidente y podría haberse extraído de la antigua mitología griega (sería la cristianización de la barca de Caronte), cuenta que él portó a un chiquillo, al que no conocía, a través de un río antes de que el niño le revelase que era Cristo. Debido a ello, se lo considera el santo patrón de los viajeros, y su efigie se lleva en medallas al cuello, brazaletes o en figuras para vehículos por parte de los cristianos.
Leyenda

Los primeros relatos sobre él aparecen en Grecia en el siglo vi y se habían extendido a Francia en el siglo ix. El obispo y poeta del siglo xi Walter de Speyer dio una versión,[6] pero las versiones más populares de esta leyenda se originaron en la "Leyenda áurea" escrita por Jacobo de Vorágine en el siglo xiii.[7]

De acuerdo con el relato legendario de su vida, Cristóbal fue llamado inicialmente Reprobus.[8]

Era un cananeo de 5 codos de altura (unos 2,30 metros) y un rostro temible. Tras servir en el reino de Canaán, se le ocurrió ir a servir "al mayor rey que existiese". Fue a servir al rey que tenía la reputación de ser el más grandioso pero un día vio que ese rey se santiguaba ante la mención del diablo. Por ello supo que ese rey le tenía miedo al diablo, por lo que partió a buscar al diablo. Se topó con una banda de merodeadores y uno de ellos le declaró que era el diablo, de modo que Cristóbal decidió servirle. Pero cuando él vio que su nuevo amo se apartaba de una cruz en el camino se dio cuenta de que tenía miedo de Cristo, así que le dejó para preguntarle a la gente dónde estaba Cristo. Así conoció a un ermitaño que le instruyó en la fe cristiana. Cristóbal se preguntaba a sí mismo cómo podía entonces servir a Cristo. Cuando el ermitaño le sugirió que ayunara y rezase, Cristóbal replicó diciendo que él no estaba dispuesto a realizar ese servicio. El ermitaño le sugirió entonces que, a causa de su gran tamaño y su fuerza, podría ayudar a Cristo ayudando a la gente a cruzar un peligroso río donde la gente solía perecer en el intento. El ermitaño le prometió que ese servicio le complacería a Cristo. Cuando Cristóbal ya llevaba un tiempo realizando ese servicio, un niño pequeño le pidió que le ayudara a cruzar el río. Durante la travesía, el río creció y el niño parecía tan pesado como el plomo, hasta tal punto que Cristóbal apenas lo podía llevar y se encontró con una gran dificultad. Cuando finalmente alcanzó el otro lado, le dijo al niño: "Tú me has puesto en el mayor peligro. No creo ni que el mundo entero sea tan pesado en mis hombros como lo has sido tú". Y el pequeño respondió: "Tú no solo has tenido en tus hombros el peso del mundo, sino al hombre que lo creó. Yo soy Cristo, tu rey, a quien has servido en este oficio". El niño luego se desvaneció.[9][10]

Cristóbal visitó posteriormente Licia y allí consoló a los cristianos, que estaban siendo martirizados. Fue llevado ante el rey local, y se negó a realizar sacrificios a los dioses paganos. El rey intentó ganárselo con riquezas y enviándole a dos bellas mujeres para tentarlo. Cristóbal convirtió a las mujeres al cristianismo, como ya había convertido a cientos en la ciudad. El rey ordenó matarlo. Tras varios intentos fallidos, Cristóbal fue decapitado.

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